La importancia del uso del dióxido de carbono
El dioxido de carbono (también conocido como ácido carbónico o CO2) es el atrayente más importante para la mayoría de los insectos hematófagos. El gas está presente en el aliento de los seres humanos y los animales. En el aire sólo está presente en cantidades mínimas de alrededor de 0,04 %. El aliento humano contiene aproximadamente un 4 %, y un ser humano adulto emite aproximadamente un kilogramo de dióxido de carbono por día.
Casi todos los mosquitos y las especies que se encuentran en Europa Central y otras zonas templadas (por ejemplo, los mosquitos caseros o los mosquitos de inundación) en particular, dependen del dioxido de carbono como atrayente. Es por ello que las trampas Biogents funcionan con CO2. Usando dioxido de carbono puro y combinado con una aplicación óptima podemos lograr un atractivo similar al de un ser humano con sólo de 200 a 500 gramos de dióxido de carbono al día.

El dióxido de carbono desempeña un papel subordinado para unas pocas especies de mosquitos que se han especializados en los seres humanos
Éstas incluyen especialmente a los que transmiten enfermedades como la malaria, el dengue o la fiebre amarilla. Estos mosquitos reconocen a los seres humanos principalmente por el olor natural de la piel.
Por lo tanto, las trampas Biogents con sus características visuales y en combinación con la imitación sinérgica del olor humano son igualmente ideales para la captura de estas especies de mosquitos sin la necesidad de dióxido de carbono. Esto se refiere especialmente a los mosquitos tigre (en específico, el mosquito de la fiebre amarilla, Aedes aegypti o el mosquito tigre asiático, Aedes albopictus), pero también a ciertos mosquitos caseros (especialmente Culex quinquefasciatus y especies relacionadas) al igual que a unos cuantos tipos de mosquitos de la malaria (Anopheles). Aunque el uso de dióxido de carbono puede en parte aumentar el índice de captura significativamente, en regiones dónde el gas es difícil de obtener, las trampas también pueden utilizarse sin éste.